El 14 de agosto por una extraña y desconocida razón mi pie derecho y mi pierna perdieron movilidad.
No entendía que estaba pasando pero el dolor si me alertaba de que algo no estaba bien. Empezó mi proceso de explorar con los especialistas de columna, tobillo, fisiatría y neurología que estaba pasando.
Me expuse a 5 resonancias magnéticas, dos rayos x en menos de 10 días; logré tener los resultados de todos mis exámenes casi que la semana siguiente a la parálisis.
Pude probar muy de cerca con mi propia piel lo importante de tener un seguro de salud que te autorice todos los servicios médicos sin titubear.
Mi proceso de terapia lo empecé al siguiente día de la parálisis, esto es estar bien asegurado y bien asesorado.
Pude tocar muy de cerca la vulnerabilidad de una discapacidad, use por dos días caminador y mi pie no tomaba el comando que le daba para que se moviera y pensé: cuánta compasión nos falta en la vida para entender lo que viven las personas discapacitadas todos los días de su vida.
Mi admiración para todos esos héroes.
Los médicos definieron que mi caso es idiopático (sin diagnóstico específico) y por supuesto esto nos lleva a tomar otras acciones frente el tema para descartar cualquier otra cosa que no conozcamos.
Mi reflexión para ti hoy es: si un revés de la vida te llega hoy, ¿estás bien protegido y asegurado de tal forma que solo dediques tu vida a sanarte y salvarte?
No eches en balde lo que por tantos años has oído sobre los seguros de salud y de vida, toma acción y hazlo a tiempo; porque los seguros no se piensa para comprarlos, porque las desgracias no avisan para llegar, simplemente llegan.